Pues esta es mi tierra.
Cantabria: un pueblo entre el mar y la montaña, entre la realidad y la leyenda, con una historia cargada de batallas, un pueblo que resistió a los romanos con uñas y dientes, un matriarcado antiguo...
Nosotros los montañeses fuimos un pueblo indomito.
El poeta Horacio escribió:"Cantabrum indoctum iuga ferre nostra", que significa "El cántabro, no enseñado a llevar nuestro yugo".
Este es un extracto del geografo romano Estrabón que añado a continuación:
Cantabria: un pueblo entre el mar y la montaña, entre la realidad y la leyenda, con una historia cargada de batallas, un pueblo que resistió a los romanos con uñas y dientes, un matriarcado antiguo...
Nosotros los montañeses fuimos un pueblo indomito.
El poeta Horacio escribió:"Cantabrum indoctum iuga ferre nostra", que significa "El cántabro, no enseñado a llevar nuestro yugo".
Este es un extracto del geografo romano Estrabón que añado a continuación:
- Estos se alimentan, en dos tiempos del año, de bellota, secándola, moliéndola y haciendo pan de la harina. Forman bebida de cebada ; tienen poco vino, y el que llega le consumen luego en convites con los parientes. Usan de manteca en lugar de aceite. Cenan sentados, dispuestos a este fin asientos en las paredes. La edad y la dignidad llevan los primeros lugares. Mientras se sirve la bebida bailan a son de gaita y de flauta. Vístense todos de negro con sayos, de que forman cama, echándolos sobre gergon de hierbas. Tienen vasos de cera como los celtas, y las mujeres gastan ropas floridas o de color de rosa.
- En lugar de dinero conmutan una cosa por otra, o cortan algo de una lámina o plancha de plata.
- A los condenados a muerte los precipitan desde una roca, y a los patricidas los cubren de piedras fuera de sus términos o de sus ríos.
- Los casamientos son al modo de los griegos; y a los enfermos los sacan al público, como los egipcios, a fin de tomar consejo de los que hayan sanado de semejante accidente.
- Hasta el tiempo de Bruto usaban barcas de cuero; ya tienen algunas de troncos de árboles.
- La rusticidad y fiereza de sus costumbres proviene no sólo de las guerras, sino de vivir apartados de otras gentes, y faltando comunicación falta también sociedad y humanidad. Hoy se ha remediado algo por el trato con los romanos después de sujetarlos Augusto; pero los que tienen menos comunicación son más inhumanos, contribuyendo para ello la aspereza de los montes en que viven.
- Lávanse con orines que dejan podrir en las cisternas, y hombres y mujeres se limpian con ellos los dientes.
- Las madres mataban a los hijos en tiempo de la guerra cantábrica para que no cayesen en manos de sus enemigos. Un mozo, viendo a sus padres y hermanos prisioneros, los mató a todos por orden del padre, que le dio el hierro para ello. Otro, llamado a un convite, se arrojó en el fuego.
- Parécense a los celtas, a los de la Thracia y Sticia.
- Las mujeres labran los campos, y cuando paren hacen acostar a los maridos y ellas les sirven. Cuéntase también en prueba de la demencia cantábrica que algunos, viéndose clavados en cruces por sus enemigos, cantaban alegremente, lo que indica fiereza.
- De una hierba semejante al apio forman un veneno activísimo que mata sin dolor, y le tienen a la mano para usarle en cualquier adversidad, especialmente por si daban en manos de romanos.
- Otras cosas, dice, usan no tan de fieras, como es, que el varón dota la mujer; que instituyen herederas a las hijas y éstas casan a los hermanos, lo que no es muy civil por incluir algún imperio de la mujer sobre el hombre.
Todos conmigo: Cantabria, Cantabria, Cantabria...!!!!
ResponderEliminarPues claro que si.
ResponderEliminar¡Que viva la tierruca!
(y sigo contigo)
¡Cantabria! ¿Cantabria!